¿QUÉ
ES UN HUMEDAL?
El término humedales se
refiere a una amplia variedad de hábitats interiores, costeros y marinos que
comparten ciertas características. Generalmente se los identifica como áreas
que se inundan temporariamente, donde la napa freática aflora en la superficie
o en suelos de baja permeabilidad cubiertos por aguas poco profunda.
Todos los
humedales comparten una propiedad primordial: el agua juega un rol fundamental
en el ecosistema, en la determinación de la estructura y las funciones
ecológicas del humedal.
Esta predominancia del agua
determina que los humedales tengan características diferentes de los
ecosistemas terrestres, una de ellas es que suelen presentar una gran
variabilidad tanto en el tiempo como en el espacio. Esto tiene efectos muy
importantes sobre la diversidad biológica que habita en los humedales que debe
desarrollar adaptaciones para sobrevivir a estos cambios que pueden llegar a
ser muy extremos, por ejemplo, ciclos hidrológicos de gran amplitud con
períodos de gran sequía y períodos de gran inundación.
Tipos
de Humedales:
Marinos (humedales costeros,
inclusive lagunas costeras, costas rocosas y arrecifes de coral).
Estuarinos (incluidos
deltas, marismas de marea y manglares).
Lacustres (humedales
asociados con lagos).
Ribereños (humedales
adyacentes a ríos y arroyos).
Palustres (es decir,
"pantanosos" - marismas, pantanos y ciénagas).
Los humedales se cuentan
entre los ecosistemas más productivos del mundo. El abastecimiento de agua para
consumo humano y para irrigación de cultivos, la gran riqueza de diversidad
biológica y, el desarrollo de actividades productivas son algunos de los beneficios
de estos sitios.
Importancia
de Los Humedales
Los humedales son
ecosistemas de gran importancia por los procesos hidrológicos y ecológicos que
en ellos ocurren y la diversidad biológica que sustentan.
Entre los procesos
hidrológicos que se desarrollan en los humedales se encuentran la recarga de
acuíferos, cuando el agua acumulada en el humedal desciende hasta las napas
subterráneas. Las funciones ecológicas que desarrollan los humedales favorecen
la mitigación de las inundaciones y de la erosión costera. Además, a través de
la retención, transformación y/o remoción de sedimentos, nutrientes y
contaminantes juegan un papel fundamental en los ciclos de la materia y en la
calidad de las aguas.
Los humedales generalmente
sustentan una importante diversidad biológica y en muchos casos constituyen
hábitats críticos para especies seriamente amenazadas. Asimismo, dada su alta
productividad, pueden albergar poblaciones muy numerosas.
Diversas actividades humanas
requieren de los recursos naturales provistos por los humedales y dependen por
lo tanto del mantenimiento de sus condiciones ecológicas. Dichas actividades
incluyen la pesca, la agricultura, la actividad forestal, el manejo de vida
silvestre, el pastoreo, el transporte, la recreación y el turismo. Uno de los
aspectos fundamentales por los que en los últimos años se ha volcado mayor
atención en la conservación de los humedales es su importancia para el
abastecimiento de agua dulce con fines domésticos, agrícolas o industriales. La
obtención de agua dulce se evidencia como uno de los problemas ambientales más
importantes de los próximos años; dado que la existencia de agua limpia está
relacionada con el mantenimiento de ecosistemas sanos, la conservación y el uso
sustentable de los humedales se vuelve una necesidad impostergable.
No obstante la importancia
que se le da hoy en día a la conservación de los humedales, durante siglos
fueron considerados tierras marginales que debían ser drenadas o
"recuperadas", ya sea para mejorar las condiciones sanitarias o para
su afectación a la producción, principalmente para la ampliación del área
agrícola o urbana. Por ejemplo, se estima que en los EE.UU. se perdieron más de
un 50% (87 millones de hectáreas) de sus humedales originales; los porcentajes
podrían ser iguales o mayores para otros países.
Además de las acciones
directas que se han realizado para drenar y "recuperar" humedales,
estos están sujetos al deterioro tanto por las obras que se desarrollan en los
ecosistemas acuáticos que provocan modificaciones en el ambiente, como represas
y canalizaciones, como por actividades que se realizan en zonas terrestres
cercanas a los humedales, ya sea por extracción de agua o por adición de
nutrientes, contaminantes o sedimentos, por ejemplo la agricultura,
deforestación, minería, pastoreo y desarrollo industrial y urbano. Debe tenerse
en cuenta que dado el carácter dinámico de los ambientes lóticos, cualquier
parte del ecosistema puede ser afectado por eventos que sucedan aguas arriba
(contaminación). La presencia de especies migratorias también sufre el impacto
de la alteración de la condición original del curso de agua (represas, dragados
y puentes).