La meteorología es la ciencia que
se ocupa de los fenómenos que ocurren a corto plazo en las capas bajas de la
atmósfera, o sea, donde se desarrolla la vida de plantas y animales.
La meteorología estudia los
cambios atmosféricos que se producen a cada momento, utilizando parámetros como
la temperatura del aire, su humedad, la presión atmosférica, el viento o las
precipitaciones. El objetivo de la meteorología es predecir el tiempo que va a
hacer en 24 o 48 horas y, en menor medida, elaborar un pronóstico del tiempo a
medio plazo.
La climatología es la ciencia que
estudia el clima y sus variaciones a lo largo del tiempo. Aunque utiliza los
mismos parámetros que la meteorología, su objetivo es distinto, ya que no
pretende hacer previsiones inmediatas, sino estudiar las características
climáticas a largo plazo.
La predicción del
tiempo atmosférico:
La meteorología y la climatología
estudian la atmósfera desde varias perspectivas. Por un lado, describen las
condiciones generales del tiempo atmosférico en una zona y época concretas. Por
otro, investigan el comportamiento de las grandes masas de aire con el fin de
establecer leyes generales respecto a su influencia sobre otros factores.
Finalmente, analizan cada uno de estos factores particulares (temperatura,
presión, humedad,...) con el fin de descubrir las leyes que los gobiernan y poder
hacer una previsión del tiempo acertada.
La meteorología tiene diversas
aplicaciones prácticas. Por ejemplo, la meteorología aeronáutica se especializa
en todo lo que afecta al tráfico aéreo; la meteorología agraria pretende predecir
las condiciones adecuadas para las distintas labores agrícolas; la meteorología
médica estudia la influencia de los factores atmosféricos sobre la salud humana.
Los mapas del tiempo:
El mapa del tiempo que podemos
ver en el periódico o la televisión es el resultado de siglos de experiencia.
Inicialmente se trataba de simples anotaciones sobre fenómenos meteorológicos
observados en distintos lugares.
Con el tiempo se fueron
perfeccionando. La invención de diversos aparatos de medición (higrómetro,
termómetro, barómetro, anemómetro,...) hizo proliferar la aparición de
estaciones meteorológicas y de organismos, a nivel regional, nacional e
internacional, encargados de recopilar los datos y organizarlos.
El verdadero avance llegó, sin
embargo, en el siglo XX, con la puesta en órbita de satélites meteorológicos
dotados de instrumentos fotográficos y analíticos cada vez más sofisticados. La
informática ha contribuido enormemente a este avance, ya que los ordenadores
son capaces de procesar muchos datos en poco tiempo y de elaborar modelos
climáticos y de previsiones.